sábado, 2 de mayo de 2020

IЯЯƎVƎЯSIBLƎ


“Poner las escenas en el sentido de las agujas del reloj hace que sea más fácil identificarse con los personajes y comprender el desarrollo de la trama. La misma historia ya no es una tragedia, esta vez es un drama que remarca la psicología de los personajes y los mecanismos que llevan a algunos de ellos a una barbarie asesina.”

Gaspar Noé se refería así al nuevo montaje de su filme Irreversible de 2002 y que se estrenó en el Festival de Cine de Venecia el pasado 2019. Siempre polémico, venía de coronar el palmarés del Festival de Cine Fanástico de Sitges en 2018 con la perturbadora “Clímax”, su última cinta hasta el momento.
En esta ocasión Irreversible está montada en el orden cronológico convencional, se narran los hechos desde el principio y hasta el final. En el filme original sin embargo la historia se cuenta a la inversa. Irreversible es un drama violento estructurado en trece escenas que se distribuyen cronológicamente al revés. Es decir, empieza por el desenlace y con un mensaje que cala, como a él le gusta. El tiempo lo destruye todo. El espectador sólo lo entenderá cuando acabe la película, en realidad cuando todo empiece.

Vincent Cassel es Markus y Albert Dupontel, Pierre, dos amigos enamorados de la misma mujer, Alex (Monica Belluci) que emprenden una búsqueda salvaje y violenta para encontrar al violador de ésta, que la ha dejado en coma. La película tiene dos momentos extremos que llevan al espectador al límite de su sensibilidad y capacidad de resistencia. El primero es el asesinato del agresor en un club de alterne homosexual,  el Rectum, donde lo encuentran pero no lo identifican. Los movimientos de cámara bruscos, el sonido (la banda sonora está montada por Thomas Bangalter, miembro del dúo francés Daft Punk), y sobretodo lo explícito de las imágenes convierten este primer fragmento en un trance de difícil digestión. Pero si el espectador cree que lo peor ha pasado ya, está muy equivocado. Y con eso juega Gaspar Noé. La historia va retrocediendo en lo narrativo y vamos conociendo más detalles de lo que ha ocurrido, pero siempre con esa sucesión de planos rápidos, caóticos, marantes que no hacen más que aumentar la sensación de violencia y confusión. Los movimientos rotativos contínuos de la cámara son marca de la casa Noé.

Y sobre la mitad del metraje llega la escena más polémica de todo el filme, donde se muestra la brutal violación de Alex en un pasaje subterráneo  y que termina con una cruel paliza que la deja en coma. Todo rodado en una sola toma de 9 minutos sin cortes, cámara en suelo. El revuelo que se montó con la espantada del público (unas 200 personas abandonaron la sala de proyección en su estreno en España por no poder soportar lo violento de sus imágenes), contribuye indudablemente a generar esa curiosidad malsana por el filme y a aumentar su reputación.


                                   Violación de Alex, Irreversible, 2002

Sin embargo hay que remarcar que Irreversible es una obra de ingeniería en su edición y montaje, puesto que lo que nos parecen planos fijos e ininterrumpidos son en realidad múltiples tomas editadas juntas digitalmente. Incluso el pene del violador es añadido después por ordenador.
Sin embargo, lo más destacable de la película es sin duda el recurso narrativo usado. Pero no por convertir la historia en un rompecabezas que el espectador debe recomponer para poner en pie la trama. Eso ya lo había hecho Tarantino de forma magistral.
En Irreversible el director juega con el espectador y lo condiciona. Quiere que  conozcamos a los personajes por sus actos, por lo brutal de su violencia, por el final: la muerte. Luego con los flashbacks ya nos va desvelando quiénes son, cuál es su relación, qué sienten.... y retrocede la historia (o avanza) hasta la casilla de salida, donde sólo hay luz, paz y vida. Los planos dejan de ser bruscos golpes para convertirse en ese sosiego lento y armonioso que tanto ansía el espectador. Tras la barbarie y la muerte, vida.

Filmes como Irreversible dan mucho que hablar, es incuestionable, y con ello cuenta su creador. El público aturdido y la crítica dividida. Siempre es así. La suerte de Noé fue contar con la crítica favorable de Roger Ebert (Chicago Sun-Times), uno de los críticos de cine más importantes e influyentes del momento y ganador de un premio Pulitzer. Su innovadora apuesta narrativa fue puesta en valor y a partir de entonces se considera una obra de culto.
Siendo así, y gozando el director franco-argentino de una notable admiración y popularidad, no termino de entender la necesidad del nuevo montaje, contando la misma historia pero en orden cronológico lineal. Durante la presentación del filme en Venecia, Noé dijo que la intención era que el público tuviera más clara la sucesión de los hechos en la trama.

“¿Por qué (volver a proyectar) esta película? Ya que la original se narraba al revés y muchos espectadores, abrumados por la estructura hacia atrás del montaje, no entendieron ciertos aspectos de la historia. Presentada del derecho, todo está más claro y también es más oscuro. No se han cortado los diálogos, ni se han añadido cosas a la historia. Es por eso que esta versión se llama Inversion Intégrale. Hasta ahora, Irreversible era un rompecabezas intencionado. Ahora es un díptico, como un disco antiguo cuyo lado B es la mezcla menos conceptual de la pista en el lado A, pero esta vez con voces que son más audibles, lo que hace que el significado de las palabras sea más fatalista” declaró el director.

                    Cassel, Noé y Belluci en Venecia, 2019

Tras ver el filme en su montaje original, con el estómago del revés pero poniendo en valor su original estilo narrativo, me resulta molesto este ejercicio de condescendencia de Noé para con el público. El director considera necesario narrar la historia de manera más convencional para que el espectador pueda, ahora sí, empatizar con los personajes y comprender la trama.
Acepto gustosa que el creador de la obra me manipule, engañe, y perturbe lo que él quiera mientras decido dónde está mi umbral de aguante. Lo que no acepto es que Noé nos ningunee, menospreciando nuestra inteligencia y capacidad para entender su obra. Sobretodo porque la intención del director es siempre agitarnos, hacernos sentir (repulsión, asco, placer, que cada uno elija) no hacernos pensar. Para eso están las elipsis, y Gaspar Noé no las usa.

El tiempo lo destruye todo, así empieza y termina Irreversible.
Veremos qué tal trata el tiempo al cine de Gaspar Noé.



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