El profesor Inmanuel
Rath da clases en el liceo de una ciudad alemana cualquiera. Sus alumnos
adolescentes se pasan a escondidas fotos de Lola Lola, la mayor atracción del ángel
azul, un cabaret destartalado de los suburbios de esa ciudad alemana
cualquiera. Así empieza Der blaue Engel,
El ángel azul (1930) de Josef Von
Sternberg, la que supuso la primera producción sonora del cine alemán. Se trata
de una adaptación de la novela de Heinrich Mann, hermano del conocidísimo
Thomas Mann y publicada en 1905.
Josef Von Sternberg
deseaba rodar en alemania una gran producción sonora y para ello buscó y
consiguió la producción de la UFA (principal estudio de cine alemán durante
la República de Weimar y el Tercer Reich)
y eligió a un gran actor, Emile Jannings, con el que ya había trabajado en
anteriores filmes. Para encarnar a la bella Lola Lola Von Sternberg se decidió por Marlene Dietrich, una actriz de cine y teatro conocida en alemania pero sin grandes
producciones en su carrera. El ángel
azul supuso su salto al estrellato y a Hollywood.
"La señorita
Dietrich vino a mi despacho esa misma tarde y no hizo el menor intento para
despertar mi interés. Se sentó en el borde de un sofá, frente a mi mesa, con la
mirada baja: la indiferencia hecha mujer", esto escribió Sternberg en sus
memorias (Ediciones J.C).
Empezaba así una
fructífera relación profesional que daría lugar a 7 películas juntos. Ella
siempre dijo que Von Sternberg fue quien mejor la dirigió, además de su
Pigmalión. Para él, Dietrich fue la musa que lo catapultó al éxito.
Josef Von Sternberg y Marlene Dietrich |
La historia de El Ángel azul es casi como un cuento
con su moraleja. El profesor Rath es un maestro rígido y severo que reprende
siempre que puede a sus alumnos por su baja moral. Ellos le apodan profesor Unrat
(basura en alemán) en un juego de palabras que en realidad es el título de la
novela. Una noche el profesor acude al cabaret donde actúa esa
seductora mujer para poder sorprender allí a sus alumnos más desobedientes y provocadores.
Entre bambalinas y tocadores se da de bruces con la bella Lola y queda prendado
de sus encantos, como no puede ser de otro modo.
Lola Lola es lista
y pícara. Conoce su oficio. Marlene Dietrich interpreta a la perfección a esa
“vamp” germánica, fría e indiferente que embauca a el viejo profesor atrapándolo
en una espiral de degradación física y mental que lo lleva hasta el
ridículo y a la expulsión del liceo. En
todo este recorrido del personaje desde la rectitud y la moral hasta la más
baja humillación, Von Sternberg utiliza algunos recursos que me han parecido
muy notables.
Primero, el uso de
escenas mudas acompañadas de una gran capacidad expresiva del actor Emile
Jannings. Aún siendo una película sonora no siempre utiliza los diálogos para
desarrollar la historia. El cine mudo sigue muy presente aún (Fritz Lang no
realizó su primera película sonora hasta 1931) y Jannings emplea la fuerza de la
gesticulación para potenciar el dramatismo de la trama. Otro recurso que me ha
llamado la atención es todo el conjunto de extravagantes personajes que
integran la compañía cabaretesca y que acompañan a Unrat hasta el delirio y la
locura. Ese payaso triste, sin gracia alguna, siempre reprendido por el maestro
de ceremonias e ilusionista se convierte en una metáfora genial de lo que está
a punto de sucederle a él irremediablemente.
A destacar también
la risa bufona que Lola no puede contener cuando el profesor la pide en
matrimonio, de manera muy ceremoniosa. Un acierto del sonoro, sin duda, que
ayuda a definir aún más a ambos personajes: la mujer superficial y manipuladora
y el viejo crédulo e iluso.
Emile Jannings y Marlene Dietrich |
A nivel técnico
mencionar dos travellings muy significativos que Von Sternberg coloca en
momentos clave para la historia, y que están rodados exactamente igual. En
ambos aparece el profesor Unrat sentado en
su clase del liceo y la cámara va alejándose lentamente mostrando los pupitres
vacíos, empequeñeciéndolo a él. Con este efecto de profundidad el director consigue ahondar en la humillación del personaje, teatralizándolo. Von Sternberg termina
la película precisamente con este travelling, dejando al espectador inmerso en
castigadoras moralinas.
El Ángel azul fue
un éxito de taquilla. El uso expresivo del sonido lo cambió todo. Atrás
quedaría el expresionismo alemán. Algunos se adaptarían con maestría (Lang) y
otros sin embargo no lograron hacerlo (Murnau), pero no hay duda de la gran
impronta que dejó en los cineastas alemanes posteriores. También en El ángel azul hay reminiscencias
expresionistas.
Os reto a que las
descubráis!
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